viernes, septiembre 03, 2004

sulso pero pecable

A veces los días se vuelven especialmente insulsos. El mismo golpeteo de teclas, el mismo monitor (eso sí, uno de esos TFT muy planito y la mar de mono), la misma sala, las mismas caras alrededor, el mismo trabajo de ayer, la misma ocupación de mañana... Todo más o menos como cada día de laboro y oficina pero un poquito más insulso: Sus pasos, la cafetería, sus saludos, la mirada... las conversaciones, los olvidos, las demandas, los listados... Sus bocas, las sonrisas, sus labios, las palabras...

Hay días como estos en que lo insulso inunda la mesa, ahoga el teléfono y te arroja a ese pequeño pozo de ansiedad que a veces, solo a veces alberga tu estómago sin preguntarte, sin aviso, sin receta médica.

Entonces es cuando vuelvo al refrectorium de mi abadía, cierro todas las ventanas y al acercarme a la última imagino que tal vez este día puede que no se salve, pero quizás esta última ventana que estoy a punto de cerrar, mañana muestre un paisaje menos insulso. Por ahora volveré al toc-toc de mi teclado, al ring-ring de mi teléfono y a mi convencimiento de la suerte de disfrutar este magnífico monitor TFT, bien planito, bien mono y bien insulso.

Sí Bendedetti, sulso pero pecable.