viernes, marzo 04, 2005

Intuiciones

Aquella noche, mientras esperaba en la puerta, mientras la esperaba con las noticias de la tarde rondando su cabeza junto a la inminencia de viaje, de traslado que había intuido entre las noticias de la capital, comentadas por la voz de ella al otro lado del teléfono. Mientras esperaba, volvió a uno de sus ejercicios olvidados contra la ansiedad y otros fantasmas, y escribió...


"Y cuando vuelve ese regusto rancio a soledad, y el paladar reconoce antiguos sabores de noches de insomnio y vuelve a mendigar ungüentos que ahoguen tanta ansiedad de imposibles que ya no serán.
Y en la cabeza aporrea el redoble de lo vendido a un tiempo incierto ahora de esperanza perdida en algún rincón otra vez por barrer.
Y de nuevo preguntas en paréntesis prestados de un calendario en algún día crédulo de posibles, de cuarto y mitad ilusionado en razones de existencias, de amaneceres con razón de ser.

Pero esta vez el comienzo asomó ya con la adivinanza de este regusto rancio a soledad. Esta vez ni siquiera el niño tiene derecho al llanto. Esta vez era sabido que no sería. Pero porqué tan pronto, porqué ya".



Durante los quince minutos largos de espera y apuntes, pulsó al menos seis veces el botón de anterior en el reproductor. Leyó lo concluido y concluyó que debió ser por la canción, su melodía, la letra y el título: L'Echec (Yann Tiersen).


[Si me permiten una recomendación para 'estos días':
http://elblogdeluife.blogspot.com/2005/02/12-de-febrero-de-2005.html#comments]